Antipanfleto. La estrategia de disenso en los esquizos neomodernos durante los años finales del franquismo, 1971-75
En la España del informalismo como vanguardia institucionalizada, de espíritu existencialista, trágico y negro; en los últimos años de la dictadura (1971-75) amanece una pintura figurativa por el mero placer de pintar. Son denominados por algunos como Nueva Figuración Madrileña, por otros Esquizos de Madrid y en nuestro ensayo Esquizos Neomodernos.
Todo es objeto de deseo a través de un ojo psicodélico, que según Guillermo Pérez Villalta “ve un tipo de cosas que las generaciones previas no se atrevían ni a plantearse”: El descendimiento de Pontormo, Marcel Duchamp, el LSD, Walt Disney, etc…
Un arte antipanfleto, que frente a la dictadura opone la rebeldía: ”Si vamos a jugar ya a la esquizofrenia del personaje, sería una travestí lesbiana”, según Herminio Molero.
El ensayo se centra en cuatro elementos clave de la renovación de las artes: pintura como goce antivanguardista, dandismo y esquizofrenia, manierismo conceptual, y sentimiento urbano como activismo cotidiano y terreno de acción política. Y destaca, como una de sus aportaciones, la catalogación de El biombo acuario- tetera (1972), obra inédita realizada entre Rafael Pérez Mínguez y Guillermo Pérez Villalta.
Un texto sobre los inicios de unos pintores, que antes de los veinticinco años ya habían desarrollado una magnífica obra, aunque poco relatada. Junto al Realismo mágico de finales de los años veinte y el treinta, la obra del grupo El Paso a finales de los cincuenta; Esquizos Neomodernos representan el tercer gran episodio renovador, autoconsciente y antimimético del arte español en el siglo XX, que además anticipa muchas de las claves de la Transvanguardia europea de los años ochenta.